viernes, 16 de julio de 2010

El humano le cede el poder a la máquina




Por Scott Patterson para WSJ

Wall Street es conocido por no aprender de sus errores. Quizá las máquinas puedan hacer un mejor trabajo.

Esa es la esperanza de un número cada vez mayor de inversionistas que está acudiendo a la ciencia de la inteligencia artificial para tomar decisiones de inversión.

Con la inteligencia artificial (IA), los programadores no sólo configuran las computadoras para que estas tomen decisiones en respuesta a ciertos datos, sino que intentan capacitarlas para que aprendan de las decisiones, y se adapten a ellas.

La mayoría de los inversionistas que están probando este modelo usa el "aprendizaje automático" o "aprendizaje de máquinas", una rama de la IA en la que un programa informático analiza grandes cantidades de datos y realiza predicciones sobre el futuro. Es usado por empresas de tecnología como Google Inc., para emparejar búsquedas en la web con resultados, y el servicio de alquiler de películas por Internet NetFlix Inc., para predecir qué películas es probable que alquilen los usuarios.

Una empresa nueva en la carrera de la IA en Wall Street es Rebellion Research, un pequeño fondo de cobertura de Nueva York con alrededor de US$7 millones en capital que ha estado usando un programa de aprendizaje automático que desarrolló para invertir en acciones. Encabezado por un pequeño equipo de veinteañeros genios de la matemática y la informática, Rebellion tiene un sólido historial, que superó al índice bursátil Standard & Poor's 500 por un promedio de 10% anual, después de honorarios, desde su lanzamiento en 2007 hasta junio, según fuentes cercanas al fondo. Como muchos fondos de cobertura, su meta es superar al mercado en general año tras año.

"Está bastante claro que los seres humanos no están mejorando", sostiene Spencer Greenberg, de 27 años y el cerebro detrás del sistema de IA de Rebellion. "Mientras que las computadoras y los algoritmos se vuelven más rápidos y más robustos".

Se afirma que algunos fondos de cobertura sofisticados como Renaissance Technologies LLC, con sede en el estado de Nueva York, han utilizado la IA a la hora de decidir sus inversiones. Pero durante años, estas firmas fueron la excepción. Algunas empresas que incursionaron en la IA dudan de su efectividad.

Rebellion es parte de una nueva ola de firmas que usan el aprendizaje automático para hacer transacciones. En 2009, Cerebellum Capital, un fondo de cobertura de San Francisco con US$10 millones en activos, comenzó a usar el aprendizaje de máquinas para invertir. Varias firmas de corretaje de alta frecuencia, como RGM Advisors LLC en Austin, estado de Texas, y Getco LLC en Chicago, usan el aprendizaje automático para ayudar a sus sistemas informáticos a vender y comprar acciones de forma eficiente, según personas cercanas a las firmas.

Los programas son efectivos, afirman sus defensores, porque pueden procesar grandes cantidades de información en poco tiempo, identificar lo que funciona y ajustar sus estrategias sobre la marcha. En cambio, el típico modelo cuantitativo puede emplear una sola estrategia o incluso una combinación de estrategias a la vez, pero quizás no alterna entre ellas ni las modifica en base a lo que el programa determina que es la mejor opción.

"Ningún humano podría hacer esto", afirma Michael Kearns, un profesor de sistemas en la Universidad de Pensilvania que ha usado la IA para invertir en firmas como Lehman Brothers Holdings Inc. "Le explotaría la cabeza".

Rebellion ha tenido problemas para levantar dinero, en parte porque desde la crisis de crédito, los inversionistas sospechan de las estrategias complicadas basadas en la matemática.

La firma atrajo a por lo menos un escéptico cuantitativo de larga data: el famoso inversionista de valores Jean-Marie Eveillard, quien hace poco invirtió varios cientos de miles de dólares de su propio dinero en Rebellion. "Lo mío no es la inversión cuantitativa", indica. "Pero creo que son inversionistas serios, y me impresiona que tienen un personal estable... y que no usen apalancamiento".

Los éxitos pasados no significan que Rebellion continuará ganándole al mercado. Como sucede con muchas estrategias cuantitativas, su sistema podría dejar de funcionar si los fundamentos del mercado cambian de formas que hagan tambalear su sistema informático, conocido como "Star".

Lo que hace inteligente a Star, afirma Greenberg, es su capacidad de ajustar su estrategia según la dinámica cambiante del mercado y la economía en general. El programa no está atado a un solo enfoque de inversión. Bajo ciertas condiciones, el fondo compra acciones baratas, en otras circunstancias favorecerá títulos con precios que suben con rapidez, o las dos cosas a la vez.

A diferencia de los fondos de alta frecuencia que usan la IA para apoyar operaciones rápidas, Rebellion suele conservar acciones por períodos más largos; en promedio cuatro meses, pero en algunos casos más de dos años. Tampoco usa apalancamiento, o dinero prestado, lo que puede amplificar los retornos pero también aumentar los riesgos.

El programa monitorea alrededor de 30 factores que pueden afectar el desempeño de una acción, como las proporciones de precio-ganancia o las tasas de interés. El programa analiza de forma regular más de una década de datos históricos del mercado y los movimientos más recientes en las bolsas para determinar si conviene comprar o vender una acción. Cuando ciertas estrategias dejan de trabajar, el programa automáticamente incorpora esa información, "aprende" y ajusta el portafolio.

Per ejemplo, puede detectar datos que indican que es probable que las acciones con una baja proporción de precio-ganancia aumenten y entonces compran muchos de esos títulos. Si más tarde el programa descubre que es probable que la estrategia pierda vigor, según cambios en los factores que rastrea, venderá esas acciones y comprará otras que considera más favorables.

Todas las mañanas, Star recomienda una lista de acciones para comprar o vender. A menudo, no sugiere ningún cambio. Un corredor humano implementa las operaciones. La firma sostiene que nunca contradice al programa de la computadora, que en gran medida es el mismo sistema con el que comenzaron en 2007, con pequeños ajustes. Rebellion suele poseer acciones de entre 60 y 70 empresas a la vez.

Greenberg comenzó a diseñar Star a mediados de 2005, poco después de graduarse de la Universidad de Columbia con un título de ingeniero. Se sumaron a él Alexander Fleiss, un amigo de la secundaria con conocimientos de finanzas y matemática; Jonathan Sturges, quien tiene una maestría en composición musical, y Jeremy Newton, un matemático que ayudó a diseñar el programa de IA.

El actual portafolio de la firma es sumamente defensivo. Una de sus mayores posiciones es en títulos relacionados al oro, según personas familiarizadas con el fondo. La estrategia solía preocupar a Fleiss en un principio, pero ha demostrado ser una decisión inteligente hasta el momento. "He aprendido no cuestionar la IA", dice el inversionista.

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