martes, 24 de agosto de 2010

¿Cómo debe ser el CIO del futuro?

Cuando las organizaciones comenzaron a necesitar de un líder para afrontar los nuevos e cambios generados por la inevitable irrupción de la tecnología en su ecosistema de negocios se conformó el marco ideal para que el Chief Information Officers entrara en escena y marcara un giro en la estructura y filosofía empresarial. Como es sabido, en la actualidad, el éxito o fracaso de una organización -cualquiera sea su rubro- depende por un lado de la capacidad de este particular ejecutivo para adaptarse a tales cambios, a veces sobre la marcha y, por el otro, a su ímpetu por querer estar siempre más actualizado que el resto y saber leer y anticipar las tendencias tecnológicas que se avecinan.

Es por eso que gracias al poder de decisión que fue ganando, su figura quedó representada como el punto de confluencia entre el mundo de la tecnología y el de los negocios, y es así que hoy, los CIOs están siempre en el ojo de la tormenta. De esta manera, dos preguntas centrales marcan su horizonte a futuro. La primera es: ¿cuáles son los escollos que deben sortear diariamente para llevar a cabo su tarea? La segunda: ¿cómo será su rol de aquí a cinco años, plazo que suele marcar el ciclo tecnológico?

Actualmente los desafíos más importantes están relacionados con saber soportar la mejora en los procesos de negocio, adoptar tecnologías que faciliten el uso de la información en la toma de decisiones y la optimización de los costos”, dice Rodolfo Grünewald, CIO de la filial argentina de la transportadora de caudales Brinks. A su entender, “los proyectos de Business Intelligence deben optimizar la colección de datos, simplificar el armado de indicadores y colaborar en forma más eficiente en la presentación de resultados”.

Los obstáculos a superar día a día

Pero, no todos los CIOs tienen los mismos problemas. Alberto Blaye, de Aeropuertos Argentina 2000 da fe de ello: “Ser CIO en un aeropuerto tiene características distintas a serlo en industrias o empresas comerciales: además de los problemas típicos, donde se intenta resolver cuestiones como mejorar la atención y el servicio al pasajero, uno tiene una diversidad de cuestiones internas que atender. Por ejemplo, existe un estándar que te obliga a estar al día internacionalmente, no sólo respecto a lo que está ocurriendo en el resto del mundo, sino en aquellos diferenciales que permiten a un aeropuerto mantener su nivel con respecto a otros”.

El ejecutivo resalta que al cotejarla con los mejores del segmento las distancias no son tan simples de salvar: “En mi caso -continúa Blaye-, con respecto al presupuesto, no podemos compararnos con los aeropuertos europeos o norteamericanos”, comenta el máximo responsable IT de la empresa que factura anualmente cerca de $ 1.100 millones. “Tampoco manejamos grandes volúmenes que permiten al aeropuerto abastecerse con sus propios recursos. Por eso, la complicación más grande hoy en día en mi rol está relacionada con las obras de infraestructura y las restricciones presupuestarias que hacen que deba modificar los planes y ajustar lo que se debiera hacer a lo que se puede hacer según las partidas asignadas”, cierra.

Dentro de la organización

A veces, también hay que entender que aún, pese a que el rol de CIO haya dejado hace tiempo de ser una novedad, el cargo todavía debe hacerse un lugar dentro del grupo de los decisores de peso en la organización. ¿Cómo hacer para volverse imprescindible dentro de la empresa? “Olvidándose de querer ser imprescindible”, sentencia Roberto Dumerauf, gerente de Sistemas de Cementos Avellaneda. “El CIO de hoy debe involucrarse en las decisiones para acompañar al negocio y proponer las mejoras antes que se las soliciten. Esto es, buscar áreas de mejora y transformar las nuevas funcionalidades tecnológicas disponibles en elementos utilizables por las organizaciones. O sea, debe quitar el discurso de marketing de los proveedores de soluciones y traducirlas a las reales necesidades de la empresa”, amplía.

Para Dumerauf, la clave está en “desafiar los paradigmas de la organización en cuanto al uso y valor de la tecnología y llevarla desde una posición periférica a una central, transformándola en aliada inseparable del resto de las áreas del negocio”. Si bien la idea le parece acertada, Alberto Blaye preferiría no tomarla tan al pie de la letra: “Hay resultados difíciles de medir. Las decisiones tecnológicas muchas veces quedan en el backspace. Son las que no tienen impacto visible e inmediato para todo el mundo”, comenta. Según este CIO, la importancia de la tecnología no es reducir costos todo el tiempo sino aportar soluciones a la estrategia de negocios. “Nosotros amamos la tecnología, pero no tiene que ser la implementación por el juguete. La tecnología no es un fin en sí mismo sino una herramienta para aplicar a la productividad del negocio”.

Distintas realidades

Caudales, aeropuertos, cementeras, los Chief Information Officers no la tienen fácil en ninguna parte, tampoco en su, a primera vista, entorno natural, la Web. Alberto Nakayama, CIO de la comunidad online Taringa!, sostiene: “El CIO de un medio online o de una compañía cuyo entorno principal es Internet debe preocuparse, entre otras cosas, por la investigación y el desarrollo, por tener informatizados todos sus procesos y por obtener los presupuestos tecnológicos donde se agrupan los costos de conexiones, equipos y licencias”. Pero eso no es todo: el CIO también tiene que proyectar su visión por sobre horizontes superiores si efectivamente quiere estar unos metros más allá del resto. “Adicionalmente, el CIO debe estar al tanto de la seguridad y vigencia de la infraestructura con la que cuenta, además de poder brindar todas las herramientas y recursos tecnológicos necesarios para el personal, los productos y los clientes. Las funciones pueden variar, dependiendo del tipo de organización y, en mi caso, como en muchos otros, la misma persona ocupa el cargo de CIO y CTO (Chief Technology Officer)”, cierra.

Éste es también el caso de Marcelo Marcovich, presidente y CIO de CartoData, una empresa argentina dedicada al desarrollo de cartografía digital fundada en 2003.

Su principal preocupación pasa por estos días por la seguridad de la información. “Por un lado, nosotros somos generadores de datos geográficos, y, por el otro, contamos con bases de datos de clientes. Por eso, nuestras reglas se ajustan al cuidado que debemos tener en el manejo de grandes volúmenes de información para mantenerlos salvaguardados”, indica el CIO.

No es para menos, CartoData, que ingresa $ 2,6 millones al año (2009), es una empresa que opera directamente con datos catastrales de los ciudadanos, y por eso, muchas veces Marcovich debe desenmarañar, como él mismo dice, problemas maquiavélicos: “Mi objetivo es encontrar la manera de proteger la información, tanto interna como externa, y concientizar a los empleados sobre esto. Pero existen también cuestiones propias de las reglas de negocios que tienen que ver con todas las herramientas vinculadas a lo que hace la empresa en referencia hacia afuera. Uno de los grandes temas que plantea Maquiavelo es la fortuna, lo azaroso. En función de cómo vayan cambiando las reglas de los negocios, aquel que tenga la chance de modificar su perspectiva y adaptarse es el que va a tener más éxito. Todavía sigue vigente el estigma de los primeros años del siglo XXI para los CIOs: quien se queda en el tiempo, pierde”.

El futuro, en la nube

En cuanto al papel que tendrán de acá a cinco años, los máximos responsables tecnológicos anticipan que los cambios serán mayores. Eduardo Bolster, de Manpower Argentina, proyecta: “Aunque son muchas las profesiones, oficios o actividades que el ser humano emprende actualmente para subsistir, todos nos hemos hecho un poco especialistas y nos acostumbramos a los servicios que nos brinda la tecnología. Ya damos estas cosas por sentado, deben estar”. El ejecutivo indica que justamente esto trae aparejado un aumento en la cantidad de requerimientos y en su complejidad. “Cada vez más, todas las funciones pasan de manera directa o indirecta por las tecnologías”, dice.

Luego de introducir su punto de vista, Bolster sentencia: “Todo hace a que el cargo de un CIO evolucione primeramente en los servicios que debe brindar, pero ahondando más en la problemática que enfrenta. En cinco años, su peso será mayor dentro de la organización, aunque prefiero pensarlo desde el punto de vista de la injerencia de las soluciones que brindará y su aporte a la cadena de valor”. En su visión, el máximo responsable de IT de una empresa deberá ser un engranaje muy bien aceitado que se destacará por una mayor interacción con sus pares.

Roberto Dumerauf coincide: “Será un rol desempeñado por alguien que no necesariamente posea un background tecnológico muy fuerte, aunque sí sabrá muy bien cómo relacionarse con los proveedores de servicio. Tampoco tendrá claro cómo son las aplicaciones, pero conocerá lo que se ofrece en la nube y desafiará al negocio a no utilizar tecnología propietaria”. Por eso, para el CIO de la firma que emplea hoy 650 personas y se especializa en materiales para la construcción, su función se inclinará a administrar infraestructura y software como servicio. Pero, al igual que hoy, el CIO deberá ser también buen gestor de equipos de trabajo, de manera de obtener de cada uno y de él mismo, el mejor desempeño”. Algo parecido a lo que sostiene Rodolfo Grünewald: “La tendencia a las aplicaciones que son ofrecidas a través de la nube (cloud computing) en lugar de tecnologías propietarias y los negocios que podrán utilizar los proveedores de servicios de aplicaciones, harán que el ya casi desaparecido ejecutivo de tecnología no involucrado con el negocio, finalice su transición hacia un CIO estratega de negocios”.

Para afrontar los desafíos que conlleva tal metamorfosis, las respuestas en cada caso serán variadas. Sin embargo, un denominador común será el aumento de la responsabilidades. Volviendo al tema de las múltiples capacidades que deberá poseer la persona en el cargo, Nakayama, de Taringa, admite: “Un buen CIO no debería limitarse únicamente a los problemas de su función. Sumado a sus tareas diarias, quien realize este trabajo, debe estar al tanto de todos los problemas de la compañía más allá de los tecnológicos. Los mejores CIOs pueden también ser buenos CEOs".

Un ejemplo paradigmático

Marcovich asegura que el CIO estará siempre ligado íntimamente a los avances tecnológicos: “En cinco años, el rol del CIO, lo signará el tiempo. Tocará entonces ponderar si será positivo o no, desde el punto de vista del ser humano que lo encarne. Para ese momento, tendrán central importancia el tema de las comunicaciones y de los tableros de control”. El responsable IT de CartoData cree que todo lo que tiene que ver con información de control, fundamentalmente en tareas de tiempo real, será la norma. “Sin ir más lejos, hoy por hoy, el CIO tiene una cantidad de indicadores y sistemas que le permiten estar comunicados desde oficinas remotas”, dice.

Para ampliar su opinión, el ejecutivo comparte una experiencia reciente que vivió en territorio de Blaye, es decir, en el aeropuerto Jorge Newbery, responsabilidad de Aeropuertos Argentina 2000. Fue en el marco de un trabajo con uno de los prototipos que utilizan para la obtención de datos geográficos. “El problema se alojaba en un equipo del avión. Nosotros estábamos a 50 metros del salón principal y gracias a la conexión Wi-Fi del aeropuerto mostramos la falla del equipo a una persona en Europa que estaba visualizando en tiempo real lo que estaba ocurriendo. Con el simple cambio de un pequeño dispositivo se resolvió un problema que habría tenido parado al equipo por un tiempo prolongado. No tiene precio poder resolver las cosas de ese modo”.

Reinventarse

Llegando a este punto, podríamos decir que mucho es lo que todavía debe recorrer el CIO para llegar a 2015 en buen estado y con la misma o mayor vigencia que la actual, en la estructura de las organizaciones. Pero, si de algo no quedan dudas es que nada será imposible en la medida que sepan reconvertirse ellos mismos en los mejores puntos de confluencia entre la tecnología y los negocios. Establecerse como puentes seguros donde puedan transitar tranquilamente las decisiones vitales es la transformación más grande que deben afrontar. Lo dicen seis ejecutivos que todos los días recorren este camino, lleno de obstáculos permanentes, pero que seduce con un final feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario