lunes, 16 de agosto de 2010

Google y más allá





Por Holman W. Jenkins, Jr.

Para algunos, Google se ha visto un poco pálido últimamente. El valor de sus acciones ha bajado y cuando todo parecía marchar viento en popa, la llegada del iPhone de Apple trajo una nueva ola de crecimiento de la Web en una plataforma que, en su mayor parte, deja al margen al navegador y la caja de búsqueda de Google. La revolución de las aplicaciones, opinan algunos, marcaría el final del dominio de Google sobre la publicidad en Internet.

No obstante, cuando un grupo de editores de The Wall Street Journal dialogó recientemente con Eric Schmidt, el presidente ejecutivo del coloso californiano, no dio señal alguna de ser un hombre cuya empresa atraviesa una crisis de la edad madura ni, mucho menos, contempla un futuro lleno de dudas.

Justo dos días antes, Google había estimado que 200.000 teléfonos inteligentes con el sistema operativo Android eran activados diariamente por empresas de telecomunicaciones. Eso representa el doble de la cifra de hace apenas tres meses. Desde el comienzo del año, se han vendido más teléfonos Android que iPhones y el aparato ligado a Google parece destinado a una mayor tajada del mercado global que el de Apple.

[Scmidt]

No hay que olvidar que Apple vende sus teléfonos por cuantiosos márgenes mientras que Google regala su tecnología Android a los fabricantes de celulares. Pero eso no es problema, insiste Schmidt. "Si logras que mil millones de personas hagan algo, hay muchas maneras de ganar dinero. Créanme, obtendremos muchísimo dinero por ello".

En tecnología en general, "si posees una plataforma valiosa, puedes monetizarla", indica Schmidt. Google, por ejemplo, está obligada a repartirse con Apple los ingresos provenientes de las búsquedas generadas por los iPhones. En el caso de Android, Google se queda con el 100%. Sólo esa diferencia, resalta Schmidt, es suficiente para cubrir el costo del desarrollo continuo del sistema operativo.

El siguiente paso es Chrome OS, el sistema operativo que, Google espera, hará para las computadoras portátiles tipo tableta lo que Android hace para los teléfonos inteligentes, es decir darle a Google control sobre el futuro y dejar a Microsoft en el camino.

¿Puede ser todo tan fácil? El valor de las acciones de Google ha caído casi US$150 desde comienzos de año. Los expertos financieros comienzan a preguntarse porqué la empresa no devuelve más dinero a sus accionistas mediante recompras de acciones y la repartición de dividendos. Algunos sospechan que toda esa tentación alienta a Schmidt, junto con los fundadores Sergey Brin y Larry Page, el trío a cargo de la compañía, a derrochar fondos en ideas artificiosas fallidas. La revista Fortune recientemente catalogó a Google como una "gallina de los huevos de oro" y sugirió que dedicara más tiempo a sacarle el mejor provecho a esos recursos que a buscar el próximo gran producto exitoso.

Schmidt, sin embargo, cree que los inversionistas aún no captan el verdadero desafío: como preservar el poder de Google en la publicidad virtual, la fuente de casi todas sus ganancias, una vez que "la búsqueda" haya pasado de moda.

Se acerca el día cuando la caja de búsqueda de Google ya no figure en el centro de nuestras vidas cibernéticas. ¿Y entonces qué? "Estamos tratando de determinar cuál es el futuro de las búsquedas", reconoce Schmidt. "Y lo digo de manera positiva. Aún estamos satisfechos con estar en el oficio de las búsquedas, créanme. Pero una idea es que más y más búsquedas se realizan a tu nombre sin necesidad de que uses el teclado", señala.

"De hecho creo que la mayoría de personas no quieren que Google responda a sus preguntas", explica Schmidt. "Quieren que Google les diga qué es lo próximo que deberían hacer".

Digamos, por ejemplo, que usted camina por la calle. Por la información que Google ha recolectado, "sabemos más o menos quién es, lo que le importa, quienes son sus amigos", cuenta Schmidt. Google también sabe, a casi un metro de exactitud, su ubicación. Schmidt deja que el oyente se imagine las posibilidades. Si necesita leche y hay un lugar cercano para comprarla, Google puede recordarle que compre leche. Le dirá que hay una tienda cercana con una colección de afiches de caballos de carrera, que un asesinato del siglo XIX y del cuál usted acaba de leer, ocurrió en la siguiente cuadra. Schmidt afirma que una generación de dispositivos portátiles que le sorprenderán con información que nunca supo que querría saber, pronto será una realidad. "Aquello que hace que los periódicos sean algo fascinante ahora puede calcularse. Podemos reproducir eso electrónicamente", asevera.

A la medida

El ejecutivo es un defensor de la publicidad dirigida porque cree en todo lo que es dirigido. "El poder de confeccionar algo para cada individuo... la tecnología será tan buena que será difícil para las personas ver o consumir algo que no haya sido de alguna manera hecho a su medida", proclama.

La idea atemoriza un poco. Pero para inversionistas y ejecutivos la gran pregunta es cuáles compañías controlarán esas oportunidades. Google se considera una una empresa que controla la información dirigida. "A medida que se pasa de la caja de búsqueda [a la nueva etapa de Google], realmente se quiere pasar de la sintaxis a la semántica, de lo que se escribe a lo que se quiere decir. Y ese básicamente es el papel de [la inteligencia artificial]. Creo que seremos el líder mundial en ello por un largo tiempo", asegura Schmidt.

El camino no está exento de obstáculos. En el caso de YouTube, la página de video de la compañía, como en el de varios proyectos de Google, la pregunta sigue siendo cómo hacer dinero. Google capturó la búsqueda y da señales de posicionarse con éxito para la ola móvil. En cuanto a las olas futuras, su predicción puede ser tan buena como la de Schmidt.

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