miércoles, 15 de diciembre de 2010

10 frases que los desarrolladores de aplicaciones no le van a decir

1. "Recién estamos comenzando."

Los teléfonos inteligentes no son nuevos, el BlackBerry de Research in Motion está en el mercado desde hace más de una década. Y desde hace muchos años hay juegos y programas relacionados al trabajo diseñados para estos teléfonos de tareas múltiples. Pero las "apps" —la forma corriente de designar a las aplicaciones móviles— realmente no despegaron hasta 2008, cuando Apple lanzó su Tienda de Aplicaciones. Desde entonces hubo 5.000 millones de descargas de aplicaciones para iPhone. "Apple cambió el paisaje", afirma Tuong H. Nguyen, un analista de la firma de investigación de mercado Gartner.

Pero la industria de las aplicaciones todavía está aprendiendo cómo convertir ideas tontas como usar el teléfono como espejo en un negocio legítimo. La competencia es dura: hay más de 225.000 aplicaciones sólo en la Tienda de Aplicaciones y muchos otros teléfonos inteligentes con sus propios mercados. El sistema operativo para teléfonos móviles de Google, Android, tiene más de 80.000 aplicaciones y también las hay disponibles para BlackBerry así como para los teléfonos que utilizan los sistemas operativos de Palm y Microsoft. En total, equivale a un mercado de US$7.000 millones, calcula Gartner para 2010, lo que representa un aumento respecto a los US$4.200 millones de 2009. Y eso es sólo el comienzo: "Estamos en la fase de descubrimiento", señala Andrew Ianni, fundador de AppNation, que organiza conferencias sobre aplicaciones.

2. "Hacemos un seguimiento de todo lo que usted hace..."

Los desarrolladores de aplicaciones saben todo sobre usted y cómo utiliza sus aplicaciones. Si, por ejemplo, una aplicación que usted usa involucra operaciones bancarias, un desarrollador malicioso podría acceder a los detalles de su cuenta, según John Hering, presidente ejecutivo de Lookout, una empresa de seguridad móvil. Google, Apple y otros vendedores también saben qué aplicaciones compró, cuáles usa y cuáles ha borrado de su teléfono. Los desarrolladores y las empresas analíticas que utilizan acceden a datos mucho más detallados respecto a cómo utiliza la aplicación. Pueden ver, por ejemplo, qué tan seguido y por cuánto tiempo usted jugó a un juego y todo lo que hizo en él, dice Peter Farago, vicepresidente de marketing de la firma analítica Flurry.

Todos estos datos son muy valiosos para los desarrolladores, que los utilizan para mejorar sus aplicaciones. También pueden usarlos para trazar perfiles de sus audiencias para ayudar a conseguir dólares en publicidad. Los anunciantes pueden estar buscando fanáticos de los juegos, por ejemplo, y quieren dirigir su publicidad a personas que pasan mucho tiempo usando títulos particulares. Luego los desarrolladores de aplicaciones comparten esa información con los intermediarios que venden avisos. "En la plataforma móvil, usted sabe exactamente a quién le está dirigiendo los avisos para que pueda focalizarse de forma más específica", afirma Rob Terrell, fundador del desarrollador de aplicaciones TouchCentric.

3. "...y hacemos lo que queremos con su información."

Todos esos datos sobre usted ligados a su teléfono inteligente circulan a través de un ecosistema de compañías. El problema es que no hay reglas respecto a lo que pueden hacer con ellos, más allá de algunas regulaciones respecto a cuándo puede ser entregados al gobierno, señala Jared Kaprove, ex consejero sobre vigilancia interna en el Centro de Información de la Privacidad Electrónica.


Es más inquietante que muchas de estas compañías —particularmente las pequeñas— carecen de políticas claras sobre el uso y almacenamiento de los datos. Pueden ser robados o colocados en un lugar inapropiado fácilmente, lo que puede ocurrir incluso en las grandes empresas con buenas prácticas sobre seguridad de datos. La gente simplemente no es consciente de cómo son utilizados sus datos y cuán valiosos son, dice Kaprove. Advierte: "Las compañías prefieren que usted no piense en eso". Temiendo la percepción de los consumidores respecto a asuntos de privacidad —lo que Farago llama "el factor temor al Gran Hermano"— la industria intenta ser abierta respecto al uso que hace de los datos y les permite a los usuarios tener la opción de pedir que los suyos no sean recopilados. Pero eso puede ser un desafío, indicó Frank Dickson, vicepresidente de investigación en la empresa de estudios de mercado In-Stat. "Cada vez que esté interactuando en el dominio público, va a dejar huellas", advierte.

4. "Cuanto más use su aplicación, más dinero ganamos."

Jamie Green, un vendedor de software y apasionado por los aparatos autoproclamado que vive en Rye Beach, estado de Nueva Hampshire, afirma que gastó US$400 en aplicaciones durante los últimos dos años, incluyendo mapas de tráfico, juegos para sus niños y aplicaciones de productividad para el trabajo y el hogar. Incluso utiliza una para llevar el control de esos gastos (sí, hay una aplicación que hace un seguimiento de cuánto invierte usted en aplicaciones). Pero Green dice que también descarga muchas gratis. Estas vienen con avisos que le hacen ganar dinero a los desarrolladores cada vez que un usuario ve un aviso o cliquea sobre él. Cuantos más avisos vea, más dinero ganará el desarrollador, así que les conviene que la gente pase más tiempo utilizando sus productos. "Lo que sea que pueda hacer para incrementar el involucramiento es clave", sostiene Krishna Subramanian, cofundadora de Mobclix, un lugar de intercambio de publicidad móvil.

Una forma: agregarle un componente social a las aplicaciones, permitirles a los usuarios encontrar un amigo o enviarle un mensaje, o publicar cosas como críticas de espectáculos o consejos. Foursquare, una aplicación popular que permite "registrarse" en varios lugares (para que sus amigos lo puedan encontrar y viceversa), ofrece un complejo sistema de premios para alentar el uso. "Queremos algún tipo de cualidad adictiva para involucrar a los consumidores así se puede contar con un flujo regular de ingresos", señala Nguyen.

5. "No somos nada sin usted."

Algunos desarrolladores no se molestan en crear ningún contenido útil; en cambio dejan que sus usuarios lo hagan por ellos. Es lo que se llama "crowdsourcing", algo así como tercerización de muchedumbre. Yelp, por ejemplo, ofrece críticas de restaurantes gratis, generadas en su totalidad por sus usuarios. Esta interactividad puede ser un verdadero atractivo, y significar rentabilidad para los desarrolladores. "Mantener a los usuarios involucrados es una prioridad", señala la portavoz de Foursquare, Erin Gleason. "Si nadie está utilizando la aplicación, no hay manera de extraerle valor en dinero", explica.

Los usuarios de la aplicación para mapas de tráfico Waze, por ejemplo, aportan información con el simple uso de la aplicación. Waze rastrea dónde van los usuarios y cómo logran ir del punto A al punto B en diferentes momentos del día. La gente también puede tipear actualizaciones, como informar de un accidente cuando se detiene en un semáforo. "A cambio de compartir información, la gente obtiene una aplicación muy buena y gratis", dice Di-Ann Eisnor, la geógrafa de la comunidad de Waze. Pero las compañías deben ser cuidadosas con cómo tratan a sus usuarios, señala Jeff Howe, autor de Crodwsourcing. Considerando que cualquier valor que tengan las aplicaciones es provisto por la comunidad de forma gratuita "hay que tratar a la comunidad con respeto, o esa aplicación desaparecerá", advierte.

6. "Estamos creando un gran dolor de cabeza de seguridad para usted."

La gente pone todo tipo de aplicaciones en sus teléfonos inteligentes. El usuario promedio de iPhone, por ejemplo, descarga nueve por mes. La gente las utiliza para hacer operaciones bancarias o para almacenar calendarios y otros archivos llenos de datos sobre ellos. Pero la mayoría de la gente no piensa dos veces sobre la seguridad. Deberían. Cada vez que descarga algo en su teléfono, está corriendo el riesgo de recibir software diseñado para hacerle daño. Por ejemplo, un juego secuestraba teléfonos Windows Mobile y los utilizaba para hacer llamadas a Somalia, por cientos de dólares. (Un portavoz de Microsoft informa que el programa no era un producto de la compañía y que los consumidores deberían tomar medidas apropiadas para asegurar sus teléfonos).

Hering, el presidente ejecutivo de Lookout, dice que el problema sólo empeora. Sus relevamientos de diciembre de 2009 encontraron que había cuatro piezas de software dañino ("malware") por cada 100 teléfonos inteligentes; para mayo de 2010 la relación era de nueve cada 100. "La gente tiene que hacer sus deberes", opinó. Deberían leer comentarios y ver quién creó la aplicación antes de descargar archivos al azar.

Y los teléfonos deberían estar protegidos por una contraseña, agregó.

7. "Apple maneja su negocio de forma eficiente."

Si una firma de desarrolladores quiere obtener ingresos hoy, tiene que llevar sus ofertas a la Tienda de Aplicaciones de Apple, desde la cual se hacen aproximadamente las dos terceras partes de todas las descargas de aplicaciones para teléfonos inteligentes. Es fácil de usar, y los consumidores se sienten seguros porque todas las aplicaciones han sido comentadas y revisadas en búsqueda de software dañino o espía. Apple también supervisa la tienda, basándose en el contenido; hasta hace poco rechazaba "contenido o materiales obscenos, pornográficos, ofensivos o difamatorios de cualquier tipo"; cualquier cosa que considerara objetable. Esta política causó mucho revuelo. El año pasado Apple rechazó una aplicación del dibujante Mark Fiore, ganador del premio Pulitzer, basándose en que ridiculizaba a personas públicas. Luego de recibir quejas, Apple revirtió su postura.

En los últimos meses Apple difundió criterios detallados para los desarrolladores y clarificó su postura respecto al material objetable: los humoristas y satiristas ahora están exentos de la prohibición, Terrel, que le da crédito a Apple por crear un mercado lucrativo para su software, tiene la esperanza de que las nuevas directivas y los comentarios sobre las nuevas aplicaciones facilitarán su aprobación. Incluso está volviendo a presentar una que fue rechazada este año. "Es como que alguien nos dio un mapa para atravesar un terreno minado", señala Terrell. (Apple no quiso hacer comentarios).

8. "No se necesitan muchas aplicaciones."

Pueden estar de moda ahora, pero muchas aplicaciones no son tan necesarias. A veces son disfraces de páginas web, cuya utilización se hace más fácil en un aparato móvil. "Hay muchas cosas hechas por las aplicaciones que se podrían hacer en la red", dice Andrew Frank, un analista de la firma de investigación Gartner. Las aplicaciones de Facebook, The New York Times y YouTube, por ejemplo, no son muy diferentes a sus versiones web. A veces simplemente se puede usar un navegador.

Claro, los navegadores de Internet como Firefox, Safari e Internet Explorer pueden ser lentos en un teléfono inteligente. Pero eso probablemente cambie. Según Frank, a medida que la gente comienza a utilizar Internet en cada vez más aparatos —desde televisores hasta tabletas y teléfonos— las páginas web comenzarán a ser codificadas para funcionar mejor en esos aparatos, lo que le quitará importancia a las aplicaciones. "Ese bien podría ser el enfrentamiento del futuro para los servicios móviles", sostiene.

9. "Somos visionarios con mentalidad cívica."

Aunque los gobiernos locales pueden estar despidiendo a policías y maestros, algunos están ayudando a desarrolladores a crear aplicaciones para iPhone que dan un servicio público. En San Francisco, por ejemplo, los residentes pueden usar aplicaciones que les dicen cuándo se espera el próximo autobús o dónde está el centro de reciclaje más cercano. Y en Washington D.C, una aplicación le permite a la gente enviar fotos de huecos en la calle, con su ubicación, y de grafiti a las agencias de la ciudad. Lo mejor es que estas aplicaciones fueron creadas gratis. Las agencias pusieron los datos a disposición de los desarrolladores, que después crearon las aplicaciones para divertirse, así que el impacto sobre los ya presionados presupuestos municipales fue mínimo. "Los desarrolladores están entusiasmados acerca del uso de tecnología para hacer que sus ciudades sean un mejor lugar", señala Peter Corbett, co-creador del concurso Aplicaciones para la Democracia.

De hecho, las ciudades se están dando cuenta de que tienen muchos datos útiles que los desarrolladores podrían adaptar para todo tipo de aplicaciones, afirma Jay Nath, el director de innovación en San Francisco. Los desarrolladores crearon 47 aplicaciones en 30 días para Washington, dice Corbett, por un valor de alrededor de US$2,6 millones y todo virtualmente sin costo para la ciudad. La mayoría de esos desarrolladores simplemente se están divirtiendo, pero algunos transformaron sus aplicaciones cívicas en un negocio. Scott Kinzie, vicepresidente de marketing de Public Engines, dice que su empresa está utilizando datos de 1.600 agencias de seguridad pública para crear un servicio que enumera los niveles de criminalidad en decenas de ciudades. También utiliza la información para permitir que los grupos de vigilancia comunitaria se comuniquen entre sí y con los departamentos de policía locales. Los oficiales pueden enviar una alerta sobre un niño perdido, y los miembros del grupo pronto podrán subir videos y fotos de un incidente directamente desde su teléfono. "Teníamos la esperanza de encontrarnos con mucha creatividad. Superó nuestras expectativas", dice Nath.

10. "Buena suerte utilizando esto en el trabajo."

El año pasado los empleados de la empresa de seguros Nationwide comenzaron a fastidiar al departamento de tecnología de la información para que permitiera el uso de los teléfonos inteligentes para trabajar. Muchos tenían iPhones y Androids, los que querían utilizar para enviar correos electrónicos, calendarios y navegar por la red. Pero el departamento de tecnología de la información les dijo que no era tan simple. A diferencia de los Blackberry, estos populares teléfonos inteligentes no están diseñados para trabajar con sistemas de tecnología de la información de empresas. Los departamentos de tecnología de la información quieren que las comunicaciones estén encriptadas, algo que esos teléfonos no hacen por sí mismos: quieren ser capaces de manipular los teléfonos remotamente y borrar datos si son perdidos o robados. A las compañías también les preocupan los teléfonos personales cargados con aplicaciones de quién sabe dónde, dice Willie Jow, vicepresidente de productos móviles en la empresa de software de seguridad, Sybase.

Pasado un año, Nationwide está probando los teléfonos inteligentes. Como parte de un proyecto piloto, alrededor de 30 empleados están usando sus propios teléfonos en el trabajo. Es algo que está siendo controlado de cerca, dice Bob Burkhart, director de innovación con nuevas tecnologías. "Tanta gente trata de sacar ventaja de algo como esto, que uno tiene que asegurarse de que lo controla", sostiene.

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