jueves, 22 de diciembre de 2011

“Las personas deciden a qué velocidad debe prosperar la tecnología”: Olof Schybergson

Olof Schybergson, director de Fjord. 
Fuente: Technology Review en español


Para el experto en innovación digital Olof Schybergson, lo importante no es lo rápido que evoluciona la tecnología sino si la gente está preparada para adaptarse a ella.
Olof Schybergson es fundador y director general de Fjord, una agencia internacional de diseño digital. Antes de fundar Fjord hace 10 años, Schybergson formaba parte del equipo de Razorfish, una de las compañías que lideraban el sector de la innovación digital en aquellos momentos. Pero confiesa que se fue de allí “tan pronto como estalló la burbuja de Internet”. 
Eran tiempos de incertidumbre en los que ninguna empresa se atrevía a apostar por lo digital. Schybergson y sus compañeros encontraron grandes dificultades en la fundación y lanzamiento de la compañía. Ahora, una década después, se han convertido en referentes del diseño digital mundial, trabajando con grandes clientes internacionales como Yahoo, HP, Telefónica o la BBC. 
TR.es: ¿Por qué decidisteis apostar por lo digital cuando ya nadie confiaba en su futuro?
Olof Schybergson: Fuimos lo suficientemente estúpidos o visionarios como para centrarnos en algo que aparentemente había dejado de ser una tendencia. Las miradas empezaban a posarse en lo analógico de nuevo, pero creíamos en el enorme potencial del digital. Lo que más nos emocionó fue darnos cuenta de que la tecnología digital había modificado la comunicación humana por completo. Cosas como el correo electrónico, los chats o las comunidades virtuales estaban cambiando el comportamiento y los hábitos sociales.
¿En qué aspecto del negocio digital pusisteis el foco?
Más que en el marketing digital, que es lo que escogieron la mayoría de las empresas, nos decidimos por la creación de servicios digitales. Fusionamos, en la misma compañía, innovación y creación de novedades, con la artesanía del diseño como base. La idea original de Fjord era crear nuevos servicios en el espacio digital que apasionaran a la gente y que estuviesen listos para integrarse en sus vidas.
Y uno de esos servicios era el diseño, ¿cómo definirías el concepto de diseño digital?
Es una noción muy amplia. Para muchos el diseño es solo la apariencia de algo, mientras que para nosotros representa, en primer lugar, lo que ése algo es, y después su apariencia y su comportamiento. Cada vez más, cuando diseñamos sistemas y servicios inteligentes debemos ser muy cuidadosos con la manera en que interactúan con las personas en el mundo real. Si nos fijamos en por qué fracasan los servicios digitales inteligentes, nos daremos cuenta de que no es porque falle técnicamente sino porque la gente no los sabe usar y los rechaza.  
En términos globales, ¿cuáles han sido los mayores cambios que habéis observado?
Hace unos años se decía que en tecnología móvil el viento soplaba desde el Este porque las zonas más desarrolladas al respecto estaban en Asia, pero esto ha cambiado mucho en los últimos años. Actualmente, los sistemas operativos para smartphones más importantes del mundo se diseñan en la Costa Oeste de los Estados Unidos. Esto ha convertido al país en un importante innovador digital, no solo en escritorios web, sino también en móviles y en tecnologías rompedoras y de consumo, gracias en parte a la importante comunidad inversora de esta área y de Silicon Valley.
¿Cómo están reaccionando los usuarios a estas transformaciones?
Se suele decir que se tarda de cinco a siete años en adoptar las innovaciones tecnológicas. Mi opinión es que, si la gente no se está moviendo a la misma velocidad que la evolución tecnológica, no importa lo rápido que se produzcan estos avances, porque lo importante para que sean económicamente viables y exitosos es que el consumidor los adopte. 
¿Existen recelos hacia lo que los avances tecnológicos puedan traer?
Hay una tendencia a ver un oscuro futuro, un mañana en el que la tecnología acaba deshumanizándonos. Seguimos teniendo esta visión, y quién sabe si eso podría llegar a pasar, pero normalmente lo que sucede, a medida que nos acercamos a ese futuro, es que la gente acepta cosas que un tiempo atrás les parecían invasivas y les asustaban, como por ejemplo, compartir tu ubicación con otras personas. Hace unos años daba miedo y ahora es una práctica habitual que no se siente muy distinta de intercambiar un número de teléfono con alguien que conoces.
Creo que la gente está empezando gradualmente a adoptar todos estos avances, especialmente la población más joven. Son las personas las que deciden a qué velocidad debe prosperar la tecnología. 
¿Cuáles serán los principales avances digitales que veremos en los próximos años?
Viviremos tres avances rompedores en muy poco tiempo. Algo que va a cambiar radicalmente es la manera en que interactuamos con la tecnología. De aquí a cinco años será mucho más natural y nuestra atención no estará concentrada únicamente en un rectángulo brillante. Estaremos mucho más liberados y lo digital será una parte cada vez más presente en nuestras vidas, pero sin que tengamos que tener nuestros ojos y dedos fijos en un único lugar. Iremos más allá de la pantalla de cristal.
Otra tendencia será la fusión de lo digital con el entorno de una manera mucho más poderosa. Lo digital irá poco a poco fundiéndose con el mundo real, convirtiéndose en una especie de estrato colocado encima de nuestro ámbito cotidiano.  Lo veremos en distintos sitios: en las tiendas, por ejemplo, encima de cada producto, ofreciéndonos detalles, ofertas… Aparecerá una serie de datos, mágicamente, pero como parte de una interacción física. De momento pensamos en las pantallas como en algo separado de nuestra vida tridimensional pero esa barrera va a desaparecer. 
¿Y el tercer avance?
Nuestra interacción con las grandes compañías cambiará notablemente. Actualmente, nos relacionamos con ellas a través de aplicaciones. Pero cada vez más, los servicios digitales de bancos o centros comerciales, por ejemplo, tendrán un componente mucho más humano. Interactuaremos con entidades que conocerán nuestros hábitos, nuestra profesión o nuestro estrato social. Los servicios digitales versarán mucho más sobre el individuo que sobre el mercado, y todo el mundo tendrá una experiencia de usuario mucho más satisfactoria e individual.
Copyright Technology Review 2011.

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