viernes, 21 de septiembre de 2012

El caso Apple-Samsung: Implicaciones para las patentes y para la innovación



Por Wharton Universia

Para algunos es el "juicio del siglo en el sector de patentes". Un gran jurado federal en California se inclinó a favor de Apple en una demanda judicial por infracción de patentes contra Samsung. Apple recibirá más de mil millones de dólares por los daños causados. Además, el jurado decidió que Samsung había violado diversas patentes de utilidad y diseño de Apple con la fabricación del Galaxy S II y del Fascinate.

Después del veredicto, Apple solicitó que ocho aparatos de Samsung no pudieran venderse en EEUU. Se ha fijado una audiencia sobre el caso para diciembre. En ese intervalo de tiempo, Samsung informó que recurrirá la sentencia. Diversos observadores creen que el veredicto puede abrir la puerta a más demandas de Apple contra otros fabricantes de smartphones, entre ellos, Google, fabricante del sistema operativo Android usado en los teléfonos y tabletas Samsung.

Para aclarar las cuestiones claves relacionadas con el caso, Knowledge@Wharton conversó con el profesor de Gestión de Wharton, David Hsu, y la profesora de estudios jurídicos y de ética en los negocios, Andrea Matwyshyn.

En esta primera parte de la conversación, Hsu habla del impacto del caso en la innovación del diseño y la creatividad.

Knowledge@Wharton: David, en primer lugar, ¿quién salió ganando y quien salió perdiendo con la decisión del jurado?

David Hsu: Sin lugar a dudas Apple salió ganando, y los fabricantes de aparatos con sistema operativo Android tendrán que hacer un gran esfuerzo de imaginación para descubrir en qué áreas tendrán que hacer ajustes, o crear un nuevo diseño para los productos. En toda esta historia, Google está en medio de la penumbra, en segundo plano, ya que la empresa no se ha visto afectada de forma directa, pero no falta mucho para que eso ocurra. Creo que la insistencia de Apple en llevar el caso hasta el final se explica por el hecho de que la empresa está convencida de que el diseño y los elementos funcionales de sus productos conforman, de hecho, la experiencia del usuario, y la empresa quiere protegerla. Como consecuencia de eso, competidores como Samsung, HTC, Motorola Mobility (propiedad de Google) y otros grandes fabricantes de aparatos que usan la plataforma Android tendrán que pensar qué hacer a partir de ahora.

Knowledge@Wharton: ¿Quién más sale ganando aparte de Apple? Hay rumores de que Microsoft, fabricante del sistema operativo Windows Mobile, usado en los aparatos de Nokia, podría lucrarse con la decisión del jurado, ya que su producto es muy diferente del sistema de Apple y de Android.

Hsu: Creo que eso es verdad en el sentido de que aumenta el panorama competitivo más allá de la funcionalidad. Tal vez fuera útil dar un poco marcha atrás y analizar las patentes en disputa en el caso Apple/Samsung. Varias de ellas tenían que ver con el diseño, por lo tanto no está en juego aquí la funcionalidad de la innovación, sino el embalaje del producto. Otras no afectan al núcleo del sistema operativo; están entre los aspectos más vinculados al diseño, como es el caso del recurso en que las páginas vistas en el sistema operativo iOS de Apple "retornan" a su lugar cuando el usuario llega a la parte superior o inferior, o a los varios iconos de la pantalla.

Creo que se trata del fortalecimiento de las patentes del diseño. Antes, si alguien era diseñador de muebles y creaba un proyecto innovador, eso no impedía de forma necesaria la posibilidad de reproducirlo anunciando una silla "parecida a la de Eames", por ejemplo, con tal de que quedara claro que no se trataba del producto original. No había ningún problema. En el caso de Apple/Samsung, parece que los elementos de diseño han obtenido una cobertura de protección mayor. Eso, en mi opinión, aumenta el margen de cobertura de protección que las empresas — incluyendo las empresas electrónicas y del sector de moda— deberían solicitar para sus esfuerzos creativos y para su propiedad intelectual.

En el caso de los competidores directos del segmento de teléfonos, lo que está en juego es la adquisición de patentes, según pudimos observar en el transcurso de los últimos dos años aproximadamente. Hay un interés muy grande por la adquisición de "porfolios enteros de patentes" de smartphones. Es evidente que esos aparatos serán la navaja suiza del siglo XXI. De hecho, ya lo son, y no van a parar ahí. Por eso, hay una disputa mucho mayor por las patentes más básicas de la propiedad intelectual que sustentan esa plataforma.

Por lo tanto, para resumir mi respuesta, creo que ese caso aumentará un poco más el escenario competitivo. Usted citó Nokia y Microsoft, y está claro que ellos tienen un sistema operativo propio para el hardware de su smartphone, y esa puede ser la oportunidad que esperaban. Sin embargo, es evidente también que la disputa tendrá lugar, por lo menos en este momento, entre Android y el sistema operativo de Apple. Por este motivo, el caso se ha conocido como “la disputa de patente del siglo”, ya que involucra a los dos mayores fabricantes del sector.

Knowledge@Wharton: ¿Entonces no cree que, a corto plazo, Nokia y Microsoft deban incomodar a Samsung, HTC, Google y los demás fabricantes de aparatos que usan Android? ¿Sería una disputa por el primer lugar, ya que los smartphones de Apple están en segundo lugar en el mercado americano?

Hsu: No creo que ese caso vaya a reconfigurar de forma radical el panorama actual, porque en este tipo de espacio competitivo orientado a la plataforma suele haber puntos de inflexión. Es preciso que haya una suficiente masa crítica de usuarios, una comunidad de desarrolladores y soporte por parte de las empresas, porque las personas no están de forma necesaria mirando sólo a funcionalidades actuales: ellas están intentando anticipar la próxima funcionalidad para decidir si adoptan una u otra plataforma.

Aunque yo crea que deba haber un rediseño como consecuencia de este caso —no sólo en el mercado de smartphones, sino también en el de tabletas, en que esos sistemas operativos comparten naturalmente un código común—, lo que veremos, en realidad, tal vez sea un esfuerzo más creativo o innovador de los fabricantes de la plataforma Android en un intento de diferenciarse entre ellos.

Pero creo que hay una oportunidad en este momento, aunque pequeña, que permitirá a Microsoft y Nokia beneficiarse del caos en cuestión. Si serán capaces, o no, de aprovecharla bien, eso no lo sabemos.

Knowledge@Wharton: Acaba de mencionar el potencial de este caso para estimular la innovación del diseño. Las patentes tienen como objetivo estimular la innovación, ¿pero en casos como éste —en que algunos de los aspectos que Apple está intentando reivindicar como suyos (propietarios), por lo que parece, limitarían seriamente las opciones de diseño y la funcionalidad del resto de empresas del mercado— podría darse exactamente el resultado contrario? ¿Habríamos llegado a un punto de inflexión en la disputa que vemos hoy en día por las patentes de los smartphones?

Hsu: Voy a intentar exponer los argumentos de ambas partes. De un lado, están empresas como Apple, que desde hace años ha estado trabajando en un diseño que agrade al usuario, por eso lo protege e intenta prohibir cualquier intento de imitación. Eso tiene que ver mucho más con el valor simbólico de aquello que Apple está haciendo, a pesar de que el juez insistiera a los consejeros delegados de Samsung y de Apple para que llegaran a un acuerdo en privado. Eso no interesa a Apple, está claro, porque la empresa quiere delimitar su posición y enviar una señal al mercado en general de que está empeñada en proteger sus esfuerzos.

Creo que el equipo de Samsung intentó argumentar si sería realmente necesario proteger la carcasa del aparato, las esquinas redondeadas del rectángulo y el espacio entre los iconos de la pantalla. Hay que tener en cuenta que hay una distinción entre patentes de diseño y patentes de utilidad. Las patentes de utilidad están más asociadas a la funcionalidad del aparato; las patentes de diseño se refieren a los elementos no funcionales. Esas cosas se venden como un paquete único para el consumidor.

Creo que aquí está en juego el grado de protección que nosotros, como sociedad, debemos conceder a los innovadores. La innovación debe ser concebida de manera muy amplia, no sólo en el sentido técnico, sino también en lo que concierne al diseño, tomando como base una economía de libre mercado en que haya una competencia saludable que observe las señales del mercado, que busque construir sobre lo que ya se ha logrado y, básicamente, proporcione más valor para el consumidor.

Tal y como dije, antes las patentes de diseño eran consideradas relativamente ineficaces y sin aplicación. Las patentes de utilidades siempre han sido un dominio en que las empresas han tratado de ser ofensivas y defensivas. Ese juicio dará a las empresas y a los gerentes un motivo para que comiencen a pensar en el diseño como algo que hay que proteger.

Respecto a su pregunta, es decir, si eso es bueno o malo para la sociedad, creo que es siempre bueno que haya un punto de equilibrio. Nadie sabe cuál será el impacto del resultado del juicio de las patentes en cuestión sobre el mercado, porque lo que estamos viendo es sólo la punta del iceberg. Este ha sido sólo un juicio. Apple y Samsung están involucradas en cerca de 19 o 20 juicios en todo el mundo. Está claro que este juicio en especial afectará la producción de los aparatos de Samsung, además de otras empresas que usan el sistema Android, pero existe la posibilidad de apelación, así como otros juicios con jurado en diferentes jurisdicciones de todo el mundo. Por lo tanto, creo que no es de forma necesaria el comienzo de lo que está por llegar, y tampoco está cerca del final en lo que concierne a la guerra de patentes.

Knowledge@Wharton: Tengo entendido que Samsung está dispuesta a llevar el caso hasta la Corte Suprema, si es necesario.

Hsu: Será un precedente interesante para muchas industrias creativas, no sólo para el sector de la electrónica o de la tecnología de la información. Yo hice referencia al diseño, a la moda, al diseño del producto, diseño industrial, todas esas cosas tienden a converger y están cada vez más diferenciadas [...] Creo que Apple mostró en diversas ocasiones que el usuario no quiere sólo una potencia técnica, sino también un producto con el cual pueda interaccionar. Por lo tanto, mi interpretación de este caso está mucho más relacionada con las implicaciones para la comunidad de diseño y con la protección de los avances creativos del intelecto, y no sólo con el espacio técnico.

Knowledge@Wharton: De momento, Apple venció en los tribunales, ¿pero qué pasa con el tribunal de la percepción del consumidor? En ese sentido, ¿de qué manera el episodio en cuestión afecta a Apple y a Samsung?

Hsu: Eso tiene que ver con un punto que debía haber mencionado anteriormente: el ciclo de vida de esos productos tiende a ser muy breve. Estamos acostumbrados a un iPhone nuevo cada año. Aunque las empresas no estén dejando de lado ciertos elementos básicos del diseño, no es como en otras industrias en que un diseño reina durante varias décadas. ¿Por qué será entonces que Apple y Samsung llevaron el caso hasta el juicio final, ya que es muy probable que de aquí a algunos años el diseño en disputa ya esté obsoleto?

Respecto al público, Apple necesita ser más cautelosa, ya que el efecto puede ser doble. Por un lado, el consumidor puede reaccionar diciendo: "En realidad, prefiero la plataforma Android, pero Apple insiste en querer dictar normas sobre la forma del producto cuando no hay necesariamente ninguna novedad en eso y tampoco es algo que merezca protección". Por lo tanto, el consumidor puede querer experimentar otras plataformas, de Nokia, de Microsoft, etc.

Por otro lado, algunos consumidores tal vez crean que Apple realmente puso un gran esfuerzo en los detalles y en el diseño de sus productos, así como en su funcionalidad, por eso merece ser recompensada.

Apple tiene un historial de éxito de varios años seguidos en el mercado bursátil, y también en lo que concierne al valor de la empresa. Existe el peligro de que tal vez comunique la imagen de que será la próxima Microsoft, que produce una innovación y después intenta impedir que la competencia innove también. Es un arma de doble filo que puede aplicarse en este caso. Apple debe seguir innovando, tal y como he dicho. La empresa necesita encontrar el equilibrio entre su intento de proteger y de innovar y permitir que otros entren en ese espacio e intenten llevar adelante los avances del sector.

Knowledge@Wharton: ¿Usted cree que ese caso reflejaría una nueva estrategia de Apple a partir de ahora? La empresa siempre ha conseguido sacar provecho de la estética moderna asociada a sus productos. ¿Eso quedaría comprometido si la empresa pasara a adoptar un estilo más proteccionista?

Hsu: Ese es el peligro de ser líder de mercado: de pronto, se convierte en el blanco de todo tipo de reacciones por parte del consumidor. Fue sin lugar a dudas lo que sucedió en la época en que Microsoft mandaba. Apple es la empresa que, obviamente, pone énfasis en el diseño industrial, así como en la funcionalidad, y está obsesionada por los detalles. Creo que el consumidor ha percibido eso. Concuerdo con el argumento de que no parece justo que ahora que Apple se ha convertido en una empresa exitosa en el mercado, venga Samsung y tome básicamente todo lo que ha hecho, después de toda la experimentación puesta en marcha.

Por otro lado, a medida que casos como el que estamos discutiendo aquí se van definiendo en los tribunales en lo referente a la protección, o no, creo que aquello que está permitido frente a lo que no lo está quedará más claro. Antes, no era algo tan importante, no había tanto en juego. El escenario ha cambiado mucho.

Pero respecto a la imagen de la empresa en general, es evidente que la marca de Apple, y lo que ella significa como marca para el consumidor, tiene un valor inmenso. Por lo tanto, el litigio en curso es un esfuerzo —en conformidad con lo que pensaba su fallecido fundador, Steve Jobs— para defender la marca de la compañía. Pero existe el peligro de que la empresa transmita una imagen belicosa; o incluso, de compañía que impide el surgimiento de cosas más innovadoras, creativas y centradas en el diseño, lo que puede ser un problema para Apple. La empresa no quiere perder lo que siempre fue el centro de su identidad y lo que la convirtió en la empresa más valiosa del mundo.

En una entrevista realizada justo después de la entrevista de Hsu, Matwyshyn habló sobre las implicaciones del caso para la ley de patentes americana y cómo están siendo empleadas por las empresas para proteger sus invenciones y tecnologías.

Knowledge@Wharton: Andrea, le haré la misma pregunta que le hice inicialmente a David: ¿quién cree que salió ganando y perdiendo con la decisión del tribunal?

Andrea Matwyshyn: Aún no se puede saber. La prensa y los círculos académicos están más o menos divididos. De un lado, los analistas y los académicos favorables a la preservación de los derechos de patente encaran la decisión de la corte como una victoria contundente de Apple. Pero Samsung evidentemente va a recurrir. Así pues, el resultado final sobre la reparación de los daños cometidos, y la propia estructuración de la decisión tomada, serán objeto de riguroso escrutinio.

Por otro lado, hay también analistas que creen que Samsung debe conquistar una base indirecta de mercado en este caso, en que la decisión destacaría una especie de comparación, de hecho, entre los productos ofrecidos por Apple y por Samsung. Algunos consumidores tal vez entiendan eso como si el tribunal hubiera dicho: "Miren, esos productos tienen funciones equivalentes". Después, mirando los precios, escogerían el más barato.

Pero creo que el fondo de la cuestión en este caso es la crisis de identidad del sistema de patentes de EEUU, y el diálogo que necesitamos tener como sociedad acerca de donde estamos queriendo llegar con nuestros modelos de innovación y nuestra ley de propiedad intelectual. Hay numerosas bases diferentes para la afirmación de Apple de que Samsung infringió sus derechos de propiedad intelectual: los argumentos basados en las patentes de utilidades y en la apariencia del producto son los más recurrentes. La manera en que esos derechos legales se elaboran es razonablemente compleja.

Cuando hablamos de reforma de las patentes —tal y como sucede actualmente en el Congreso y en la sociedad en general— el caso en cuestión saca a relucir y expone de forma explícita algunas de las discusiones legales y políticas acerca de diferentes modelos de innovación y adónde queremos llegar cuando permitimos que ciertos portadores de derechos individuales impongan acceso limitado a sus creaciones. Por otro lado, tenemos empresas o individuos que están sacando provecho de ese conocimiento para introducir en el mercado nuevos productos y ofrecer más opciones para el consumidor.

Por lo tanto, se trata de un diálogo social más amplio que tiene que suceder, y esa es la principal conclusión a la que se llega aquí: reina la confusión en la ley, en la política social y en la innovación. Esa es sólo la primera ronda de una batalla más amplia que se extenderá durante los próximos años.

Knowledge@Wharton: ¿Cree que la ley de patentes tal y como está diseñada hoy en día cumple con su objetivo inicial, cuando fue creada? ¿O se habría convertido en un obstáculo para la innovación?

Matwyshyn: Ese es el gran tema que, como sociedad, tenemos que debatir. De un lado, ciertamente en algunos casos, conceder al detentor de una patente el derecho de defender el producto que creó significa que, tal vez, haya más investigación y desarrollo en algunos casos, porque las empresas y las personas se sentirán motivadas por el deseo de obtener ganancias económicas y de poder controlar las creaciones de su autoría. Sin embargo, sabemos también, gracias a la teoría de la creatividad, que mucha gente crea no porque esté buscando un retorno financiero; muchas personas crean por otras razones. Por lo tanto, esa cuestión de fondo, es decir, lo que estamos intentando realizar con nuestros regímenes jurídicos y si estamos consiguiendo hacerlo, eso es lo que de hecho me llama la atención en este caso.

El sistema de patentes también ha evolucionado con el tiempo y hoy cuenta con detentores de patentes que los analistas consideran problemáticos. Es el caso, por ejemplo, de los que hacen "secuestros de patentes" [patent trolls], es decir, gente que no está usando, de hecho, las invenciones sobre las cuáles tiene la patente, pero que aún así exigen los derechos que su patente les asegura. Para algunos analistas, esos individuos son parte del problema. Aunque, técnicamente, tengan derecho legal sobre sus patentes, no están necesariamente agregando valor a los negocios, porque no están introduciendo productos nuevos en el mercado. En otras palabras, esas personas no usan el derecho que tienen sobre la investigación y el desarrollo de su producto para perfeccionarlo en nuevas direcciones.

Knowledge@Wharton: La decisión del jurado suscitó protestas de que Apple estaría intentando imponer patentes que restringirían severamente la acción de la competencia. Es el caso, por ejemplo, del formato del teléfono o la manera en que el usuario mueve los dedos para usar el zoom. ¿Cree que esa también sería una forma de hacer "secuestro de patente"?

Matwyshyn: Ese es el debate sobre el que quiero llamar la atención: hay una sobreposición de categorías jurídicas diferentes sobre intereses que hay que proteger. No está claro cuáles de esas categorías están necesariamente asociadas a todos los casos. Se cuestiona si, a largo plazo, sería sostenible la forma en que las patentes relacionadas con la tecnología se conceden actualmente. Se debate inclusive si los tipos de patentes a los que se refiere —patentes de utilidades y de diseño— deberían ser protegidos por la ley de patentes. Tal vez estuvieran mejor protegidas por la ley del copyright [...] No sabemos si ya ha sido posible optimizar la siguiente situación de equilibrio: dar al innovador el derecho de defender su producto y, al mismo tiempo, ofrecer al mercado más opciones de productos que podrían ser elaborados a partir de otros.

Las dos partes en litigio, Apple y Samsung, tienen unos 50 pleitos en diferentes lugares de todo el mundo, por lo tanto esa batalla es un evento épico que discurre a través de varios continentes, no se restringe sólo a los tribunales americanos. Otra peculiaridad interesante en el caso en cuestión es que, aparte del drama propio de esa batalla jurídica, hay un intento fracasado de otorgar licencias a algunas de esas tecnologías, que ya existían antes de presentar algunas demandas.

Por lo tanto, discutimos también si deberíamos incentivar a las partes para que colaboren más y compartan sus tecnologías. ¿Habría medios de crear incentivos para el licenciamento de tecnologías, en vez de permitir que la tensión resultante del conflicto introducido por ellas acabe en los tribunales? No siempre recurrir a los tribunales es una solución eficiente en el plano social o incluso individual. Los abogados cobran caro. Las soluciones jurídicas para cuestiones de ese tipo toman su tiempo. A fin de cuentas, tal vez sea hora de redirigir el foco hacia más investigación y desarrollo, más innovación y actualización de los desentendimientos existentes entre las empresas de ese segmento a través del estímulo al licenciamento y a la importancia de compartir la investigación, en vez de crear incentivos jurídicos para quienes quieran llevar las disputas a los tribunales de justicia.

Knowledge@Wharton: ¿Cree que existe disposición en el mundo de la tecnología para hacer eso? David dijo que el juez de ese caso había intentado, en vano, hacer que Apple y Samsung llegaran a un acuerdo privado.

Matwyshyn: Eso muestra la realidad de un momento tenso: las empresas o los individuos no creen que sea en su mejor interés acomodarse a las necesidades mutuas y prefieren resolver sus diferencias en batallas jurídicas. Reportajes publicados en la prensa muestran que Steve Jobs estaba profundamente irritado con el surgimiento, por ejemplo, de algunos productos de Google basados en el sistema Android, y lo consideraba casi como una traición personal. Según los medios informativos, él estaría "dispuesto a responder de forma contundente" a tal situación.

Cuando se mezclan las emociones de los inventores con las batallas jurídicas, o en casi todo escenario de negocios, no siempre las partes actúan según sus mejores intereses económicos. Los seres humanos no siempre son criaturas racionales y previsibles. Es preciso tomar eso en cuenta cuando se analizan los mejores escenarios para incentivar la innovación.

Otra pieza determinante de ese litigio sobre el cual los periódicos han estado llamando la atención, principalmente después de que los jurados fueran entrevistados, es que está volviéndose evidente que las deliberaciones del jurado en ese caso —aunque, tal vez, no hayan sido raros en lo que concierne a la calidad de la deliberación en otros casos— fueron tomadas demasiado deprisa, y los jurados no habrían procesado de forma necesaria en su totalidad las informaciones al nivel de detalle que los especialistas del área jurídica les hubiera gustado.

Algunos comentarios hechos por el jurado a la prensa indican que, tal vez, existiera el deseo de castigar a Samsung, en vez de conceder una reparación a Apple por los posibles daños económicos en que hubiera incurrido la empresa. Eso pone nuevamente en tela de juicio, en general, la manera en que se resuelven las disputas de propiedad intelectual, sobre todo en el contexto de tecnología. La cuestión de si el código, el código informático, es algo patentable está por definir todavía en los diferentes tribunales. Analistas del área jurídica esperan más demandas en ese espacio, lo que podría tener como resultado la decisión de la Corte Suprema de aceptar el caso para darle una solución.

Knowledge@Wharton: Dejando algo de lado la cuestión de las patentes, ¿de qué manera cree que el caso afectará la percepción que existe sobre las empresas involucradas?

Matwyshyn: Buena pregunta. Tal y como dije inicialmente, existe una duda sobre si ese proceso jurídico habría destacado la semejanza existente entre los productos de Apple y de Samsung, y es posible que algunos consumidores, de hecho, piensen en comprar hoy un producto de Samsung, cuando antes no meditaban hacerlo.

Para otros, Apple puede transmitir una imagen de empresa belicosa recurriendo a los tribunales en vez de recurrir a los laboratorios de investigación y desarrollo para continuar innovando. Tal vez, los consumidores podrían argumentar que aunque exista el reconocimiento de que Apple creó un mecanismo particularmente útil, como el gesto de "tocar y ampliar", es posible que quieran que otras empresas sigan esa evolución exitosa y elaboren productos sobre el conocimiento tecnológico mutuo, para que haya más opciones en el mercado. Por lo tanto, creo que la reacción del consumidor será mixta.

Está claro que hay en el mercado consumidor una fuerte dinámica de fanáticos de Apple, por lo tanto los favorables a ella estarán satisfechos con este resultado. Creo que hay algo de todo en esto, por eso el asunto tendrá que volver a evaluarse de aquí a dos o tres años, para ver cómo evolucionaron las cosas en un contexto más amplio.

Knowledge@Wharton: Este es sólo uno de los diversos casos de demandas judiciales relacionadas con patentes en el mercado de smartphones y tabletas. La compraventa de Motorola Mobility por parte de Google, por ejemplo, habría sido motivada, según varios analistas, por la adquisición de patentes. ¿Qué cree que representa ese movimiento para el futuro del diseño del smartphone y de la tableta?

Matwyshyn: Esa es una especulación de la prensa, en parte debida a una supuesta animadversión entre Steve Jobs y Google. En otras palabras, el principal objetivo del litigio feroz de Apple es Google Android, cuya cuota de mercado ha crecido de forma espectacular. Atacar o exponer a los fabricantes del hardware físico en que Android opera es una forma de minar o desacelerar la adopción del sistema operativo de Google por parte del mercado. Por lo tanto, el resultado exacto de esa estrategia y la futura relación de Apple con Google son dos de las piezas más interesantes de ese diálogo más amplio.

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