domingo, 2 de junio de 2013

Los primeros pasos para la reforma del sistema de telecomunicaciones de México

Por Wharton Universia 
http://www.wharton.universia.net/index.cfm?fa=viewArticle&id=2360

¿Hasta qué punto es imprescindible para las economías emergentes proporcionar a sus ciudadanos servicios móviles y de Internet a precios razonables? A primera vista, la cuestión puede parecer secundaria, tal vez hasta trivial si se comparada con lo que pasa en los sectores más tradicionales de automoción, acero o servicios financieros. Pero el avance de la economía mexicana a la categoría de economía de primera línea estará determinado, en gran medida, por su capacidad para proporcionar servicios de telefonía móvil y de Internet a precios que sus ciudadanos puedan pagar sin dificultad, dicen los expertos.

Para México, la segunda mayor economía de América Latina, la década pasada estuvo repleta de buenas noticias. De 2004 a 2012, el país registró un crecimiento anual del PIB del 2,7%, alcanzando el récord del 7,6% en junio de 2010, después de haberse hundido hasta una caída récord de –9,6% en junio de 2009. Sostenido por la recuperación económica de EEUU, con diferencia su mayor socio comercial, el país registró un crecimiento del 3,9% en 2012, y por el ritmo actual debería crecer un 3,5% este año.

Pero la situación podría haber sido mucho mejor para México si el sector de telecomunicaciones del país no fuera tan caro y tan ineficiente, dicen los economistas. Entre 2005 y 2009, el sector disfuncional de telecomunicaciones de México privó al país de un valor estimado en US$ 129.200 millones al año —o un 1,8% del PIB mexicano— según un informe de enero de 2012 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de la cual México forma parte.

No es una sorpresa, por tanto, que los mexicanos de todas las tendencias políticas hayan celebrado esta primavera la aprobación unánime por ambas cámaras del Congreso del plan ambicioso de reforma de la regulación del sistema de telecomunicaciones del país propuesto por el presidente Enrique Peña Neto. Se creará un nuevo cuerpo regulatorio independiente en México con poder para obligar a los proveedores de servicios de telefonía y televisión a vender sus activos en caso de que controlen más del 50% de cuota de mercado en el país. El objetivo más obvio de la reforma es Carlos Slim Helu, el hombre más rico de México, y tal vez del mundo entero, dependiendo del precio actual de las acciones de América Móvil. América Móvil, de Slim, controla un 70% del mercado inalámbrico de México y cerca de un 80% de las líneas fijas del país, contribuyendo con más de US$ 30.000 millones al patrimonio neto estimado de Slim, que es de unos US$ 67.000 millones, según los últimos cálculos. A mediados de marzo, los activos personales de Slim sumaban, según las estimaciones, un 7% del PIB del país, mucho mayor que el porcentaje del 0,45% de Bill Gates en el PIB americano y del 2% de John D. Rockefeller durante el auge de su fortuna en 1937. Tanto Slim como Gates tienen un patrimonio neto de cerca de US$ 67.000 millones, según la revista Forbes.

Las reformas también van a imponer límites al competidor de Slim, el Grupo Televisa, segundo mayor conglomerado de medios de América Latina después de las Organizaciones Globo de Brasil. Televisa tiene un 70% de la audiencia de la televisión en México. Las reformas deberían también incentivar la inversión extranjera en el sector de telecomunicaciones, permitiendo que se conviertan en accionistas mayoritarias de las compañías mexicanas del sector.

¿Pero hasta qué punto las reformas en el sector de telecomunicaciones ayudarán a México a ser más competitivo? ¿Qué significado tendrán para el PRI, el partido político que gobernó México durante 70 años antes de ser apartado del poder en 2000? ¿Por qué Carlos Slim no se manifestó públicamente contra las reformas?

El fracaso de las reformas anteriores

Las primeras reformas del sistema de telecomunicaciones de México se remontan al final de los años 80, cuando Teléfonos de México (Telmex), monopolio corrupto del Gobierno, fue privatizado. "Al final, el sector acabó dominado por Slim", recuerda Mauro Guillen, profesor de Gestión y director de The Lauder Institute de Wharton. La privatización, en la época, coincidió con el avance de la telefonía móvil. Fue entonces cuando Slim consiguió alcanzar una posición de dominio en el nuevo sector. Telmex es hoy una subsidiaria de América Móvil de Slim. México se convirtió en el escenario de algunas de las tarifas telefónicas más altas, y los críticos decían que uno de los motivos de que eso hubiera sucedido estaba en el monopolio que Slim impuso al sector. "Todo el mundo sabe que las personas están pagando un precio demasiado alto", dice Guillén, por eso el presidente "Peña Nieto será muy popular" si sus reformas del sistema de telecomunicaciones consiguen reducir el peso de los altos precios impuestos a los mexicanos. Según Daniel Castro, analista senior de Information Technology & Innovation Foundation, de Washington, buena parte de la baja productividad de México en el sector de telecomunicaciones proviene "de políticas regulatorias desafortunadas que restringen las inversiones extranjeras y desincentivan la competencia de nuevos participantes".

Barbara Kotschwar, investigadora asociada de Peterson Institute of International Economics, dice que "México padece una falta de competitividad absurda en el sector de telecomunicaciones". Ella destaca que el país es la octava nación en el ranking de la OCDE, pero ocupa la posición 34 —la última entre los miembros de la organización— en líneas fijas por 100 habitantes. En el sector móvil, México es el 5º mayor miembro de la OCDE en número total de suscriptores, pero en el cómputo de suscriptores móviles por 100 habitantes, México es el país 33 entre los 34 de la OCDE. Kotschwar añade: "Las reformas en el sector de telecomunicaciones son necesarias para que México pueda competir" en ese sector, no sólo con líneas fijas y servicio móvil, sino también en el sector de banda ancha a Internet.
Según la Evaluación de la Política y de la Regulación de las Telecomunicaciones en México de la OCDE-2013, "México, en especial, necesita el impulso económico que el acceso de alta capacidad a Internet puede proporcionar. El PIB per cápita del país es el menor de entre los miembros de la OCDE, el equivalente a un 31% del PIB per cápita de EEUU, además de que la distribución del PIB regional per cápita es bastante irregular. El PIB por hora trabajada [que mide la productividad del trabajo] es 2,5 veces menor que la media de la OCDE y es [junto con Chile] la menor entre los países de la OCDE [...] Al mismo tiempo, un 36% de la población de México vive en zonas rurales, frente a una media del 26% de los países de la OCDE. México se caracteriza también por tener una alta desigualdad de la distribución de la renta".

El papel del regulador

¿De qué manera las reformas pretenden reducir la distancia entre México y otros países más productivos de la OCDE? "La reforma del sistema de telecomunicaciones es de largo recorrido y revolucionaria", observa Duncan Wood, director del Mexico Institute del Woodrow Wilson Center, en parte porque creará un nuevo cuerpo regulatorio independiente con poder para limitar empresas que tengan más del 50% del mercado. Además, abrirá los mercados a empresas nuevas y de pequeño tamaño. "El órgano regulador tendrá poder incluso para desmantelar las empresas dominantes, obligándolas a vender sus activos", explica Wood. "Tendrá poder también para fijar los precios máximos para interconexiones, hoy un serio obstáculo al surgimiento de empresas rivales en el mercado de líneas fijas e inalámbricas". Otra dimensión significativa de la reforma, añade Woods, consiste en el hecho de que los límites de propiedad extranjera en el mercado de telefonía se eliminarán, permitiendo que empresas un 100% de propiedad extranjera entren en el mercado.

Durante el final de los años 90, diversas empresas extranjeras intentaron desafiar el predominio de mercado de Telmex y de Telcel, de Slim, pero descubrieron que había serios obstáculos que limitaban la entrada de empresas extranjeras, además de problemas con los precios. Con las nuevas normas, el camino estará probablemente abierto para la competencia extranjera, lo que obligará a las empresas de Slim a rebajar los precios. Las nuevas leyes se aplican no sólo a los sectores de líneas fijas e inalámbricas, sino también a las cadenas de televisión. Las leyes de la reforma "constituyen una arremetida contra los intereses de las dos empresas de televisión dominantes en México, Televisa y TV Azteca, ambas fueron duramente criticadas durante la campaña electoral por apoyar a Peña Nieto", dice Wood.

Amy Glover, consultora senior de McLarty Associates, empresa de consultoría de estrategia internacional de Washington, dice que "esas cuestiones ya han sido estudiadas de forma exhaustiva" en la OCDE y hay un consenso en torno a lo "que hay que hacer para que la economía mexicana se fortalezca".

Un consenso pragmático

A primera vista, puede parecer paradójico que las reformas del sistema de telecomunicaciones —y otras que le seguirán en el sector financiero, laboral y educativo— sean obra del nuevo Gobierno de Peña Nieto, el primer candidato a presidente por el PRI (Partido Revolucionario Institucional) en 12 años. Conocido desde hace tiempo por sus tendencias izquierdistas y de políticas autoritarias, el PRI gobernó México durante 71 años hasta perder el poder frente al conservador PAN (Partido de la Acción Nacional) en 2000. En parte a causa de la oposición política, ni Vicente Fox, ni Felipe Calderón, dos expresidentes del PAN, tuvieron éxito en sus estrategias promercado y antimonopolistas como Peña Nieto parece estar teniendo en el poco tiempo que lleva en el poder. "México ha cambiado", dice Guillén, y el nuevo PRI está claramente orientado por el pragmatismo, y no por la ideología. "Peña Nieto tiene que tener éxito, o las personas volverán al PAN. Está presionado para tener éxito, como el [expresidente] Lula en Brasil", cuando dirigió el país hacia el centro del abanico político. "Lula cambió el tono, y tuvo éxito".

Kotschwar también cree que hay un fuerte consenso en México en torno a la serie de reformas pragmáticas necesarias para llevar al país a la próxima etapa de su desarrollo económico. "Desde hace por lo menos una década las personas dicen que es necesario hacer reformas en la enseñanza, en las telecomunicaciones y en el sector de la energía", además de reformas fiscales que "harán que las personas paguen más impuesto de la renta. Todas esas reformas son absolutamente necesarias".
Glover ve con optimismo las reformas, y resalta que el PRI, que ha regresado al poder hace poco, "no es el mismo PRI" que gobernó México con mano autoritaria durante siete décadas. México se ha convertido en una "democracia incipiente" donde hay elecciones libres, aunque "la sociedad civil sea bastante frágil". Glover dice que el PAN está "muy debilitado y desorganizado", y que el PRI adquirió una reputación de solidez por hacer las cosas, eclipsando su reputación anterior de corrupción burocrática e insensibilidad. Glover dice que "no está nada claro" qué dificultades políticas persisten entre el PAN y el PRI. Pero después de 12 años en el poder, el PAN "necesita hacer un autoanálisis profundo" para descubrir por qué no fue capaz de cumplir sus promesas cuando el poder estaba en sus manos.

Sospechas y desafíos

A pesar del espíritu de pragmatismo, hay dudas en cuanto al resultado final de las reformas. Kotschwar dijo que los reformadores "serán juzgados por la calidad de la implantación de las reformas", y no por la popularidad de sus ideas. Wood observó que será preciso algo de tiempo para desarrollar la nueva estructura institucional necesaria para la regulación del sector. En consecuencia, el estatus quo no se verá alterado de forma significativa el año que viene o en el futuro próximo. Pero "la intención ya prevista es fascinante y, si se concreta, cambiará profundamente el sector de telecomunicaciones de México".

Kotschwar llama la atención sobre el hecho de que el Pacto de México que está detrás de las reformas del sector de telecomunicaciones —el pacto reunió no sólo al PRI y al PAN, sino también al PRD (Partido de la Revolución Democrática) y al PVM (Partido Verde de México)— puede acabar fracturado y Peña Nieto sin el respaldo necesario para hacer todas las reformas necesarias. La política regional puede perjudicar la coalición, ya que los partidos del Pacto compiten entre ellos por el control del Estado y de los gobiernos locales. Castro advierte que "es importante recordar que aumentar las inversiones en las redes de telecomunicaciones e incentivar la competencia es sólo parte de la solución. Además de usar redes avanzadas, existe todavía la necesidad de priorizar el lado de la demanda como, por ejemplo, promover la utilización de servicios online innovadores, ampliar la alfabetización digital y garantizar acceso económicamente factible al ordenador".

Respecto a Carlos Slim, hay quien se pregunta por qué no se habría opuesto a las reformas, a pesar de su impacto sobre los miles de millones de su patrimonio neto. Guillén dice que Slim es "muy despierto" y sabe que la mejor manera de oponerse a la reforma "es no oponerse a ella, sino intentar amoldarla". Slim, añade Guillén, parece haber entendido que la reforma tuvo una muy buena aceptación, y que si "se opone a ella, saldrá desprestigiado. Para él sería mejor que las cosas se quedaran como están, pero sabe que Peña Nieto es un moderado" y que el Gobierno mexicano no va a tomar ninguna medida extrema que pueda perjudicar seriamente su fortuna personal.

Próximo punto de la agenda: reformas financieras

Incentivado por la respuesta positiva del público a las reformas del sector de las telecomunicaciones, el Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto propuso a principios de mayo una revisión del sector bancario mexicano con el objetivo de ampliar el acceso al crédito y hacerlo más barato. "El objetivo es que los bancos presten más, y más barato", dijo Peña Nieto. Según los proponentes de las reformas, cinco grandes bancos dominan más del 90% del mercado de crédito de México, asfixiando la competencia. "Cuando el sector bancario se abrió a las firmas extranjeras, se creía que la competencia aumentaría, pero no fue lo que sucedió", dijo el economista Rogelio Ramírez de la O, que recibió de forma positiva el anuncio. "Necesitamos una reforma en que las empresas compitan más, haciendo el mercado más atractivo, sin embargo los bancos se contentan sólo con la emisión de tarjetas de crédito".

Según la Asociación de los Bancos de México, los préstamos del sector privado representan sólo un 18,7% del PIB mexicano, frente a un 41% en El Salvador y un 23,4% en Guatemala. Los cambios permitirían a los bancos prestar más dinero y crearían incentivos para que empresas de tamaño medio salieran a bolsa. Las reformas cambiarían también las leyes de suspensión de pagos para facilitar que los acreedores confiscaran los activos de los prestatarios en incumplimiento de pago. Los contrarios a las reformas dicen que podrían llevar a una avalancha de ejecuciones, de manera muy parecida a lo que ocurrió en EEUU durante la crisis financiera mundial.

Más adelante, el Gobierno de Peña Nieto debería presentar las reformas del sector energético. "Las reformas más difíciles serán las del sector petrolero", dice Guillén. Hay una oposición política muy fuerte a la reforma del sector energético dado el papel emblemático de Pemex, la estatal de petróleo, en la historia moderna del país. "Pero como la reforma de las telecomunicaciones cuenta con un amplio apoyo", el Gobierno de Peña Nieto decidió atacar primero ese sector.

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