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Un iPhone cuesta US$649. Otros fabricantes están hablando sobre un smartphone de US$35, o quizás incluso de US$25. Eso podría explicar el motivo que Apple ha gastado tanto esfuerzo en sus demandas de patentes y por qué está gastando grandes cantidades de dinero —alrededor de 30% más que el año pasado— en desarrollar nuevas funciones. El 2 de mayo, Apple recibió US$119 millones en indemnizaciones después de que un tribunal sentenció que Samsung había infringido las patentes al copiar funciones, diseños y tecnología de Apple. Pero los pagos de indemnización no pondrán alto a lo que viene a la industria: estamos entrando a una era revolucionaria de smartphones baratos.
Se vendieron alrededor de 285 millones de smartphones en el primer trimestre de 2014, según Strategy Analytics, y más de mil millones serán vendidos este año. No se trata de celulares, sino de smartphones. Samsung y Apple son responsables por casi la mitad de estos.
El negocio es asombrosamente rentable. iSuppli desarma teléfonos inteligentes para determinar el costo de sus componentes. La firma de investigación estima que los componentes en un iPhone 5S de 16 gigabytes cuestan US$191, pero su producto se vende a US$649 sin un contrato en EE.UU. Los componentes del iPhone 5C salen en US$166, y se vende en US$549 sin contrato. El Samsung Galaxy S5 contiene US$251 en componentes.
Pero no estamos comprando chips y vidrio. Pagamos por la experiencia de la apariencia, la sensación y el tacto: por el software, el sistema operativo, el interfaz de usuario gráfico y las aplicaciones. Samsung y la mayoría de los otros teléfonos inteligentes que no son de Apple usan Android, que Google GOOGL -0.76% proporciona de forma gratuita, y compensa los costos del desarrollo de Android vendiendo montones de anuncios de búsqueda.
Apple cree que su software, a diferencia de Android, vale más que ser gratis. La empresa presentó la demanda por patentes contra Samsung y HTC para frenar el desarrollo de Android, pero también para intentar mantener el valor de la creación de código de Apple que proporciona todas las funciones mágicas. Pero han pasado siete años desde que el iPhone fue lanzado. La "comoditización", que ocurre cuando los consumidores se percatan de que su producto no es distinto a lo que su competidor vende, se está acercando. En sus inicios, las computadoras personales, se vendían en US$5.000. Google ahora vende una laptop a US$249. La misma presión bajista sobre los precios está por ocurrir con los smartphones.
Como informó el sitio de noticias Business Insider desde el Congreso Mundial de Móviles en Barcelona en febrero, el alboroto se debía a que un fabricante chino mostró un smartphone de US$35 y que Firefox coqueteaba con vender uno a US$25. Mis contactos en China reportan precios similares.
Estamos entrando a una nueva etapa, que se podría llamar la era post iPhone. Barato. Inteligente. Ubicuo. Las ganancias por tanto van a los mejores servicios que emplean a los smartphones. Facebook FB -0.21% está barriendo con sus ventas de anuncios móviles. TwitterTWTR -0.17% Snapchat e Instagram son todos impulsados por smartphones. Uber y cientos de nuevas aplicaciones no existirían sin teléfonos inteligentes. Tiene lógica que a Apple le interese comprar Beats Audio por US$3.200 millones, según informes. Y todo esto ocurre con 1.000 millones de smartphones. ¿Qué sucederá con 3.000 millones o 4.000 millones?
Primero, los teléfonos inteligentes ultrabaratos tendrán implicaciones extraordinarias en la economía global: los smartphones son una plataforma de productividad para crear riqueza. Los estadounidenses podrían desperdiciar días jugando Piano Tiles o Clash of Clans, pero el mundo en desarrollo puede desarrollar vidas con un smartphone de US$35. Alrededor de 20% de la población mundial gana menos de US$2 al día, y el costo de un smartphone acaba de caer de los ingresos de un año al sueldo de tres semanas. Este si es un programa contra la pobreza.
Google ha lanzado el Proyecto Loon para llevar Internet a áreas rurales y en desarrollo mediante globos de gran altura. Facebook y Google se están apresurando a invertir en drones para proporcionar conectividad móvil. Los pueblos y municipios pobres por fin tendrán una plataforma para escapar la desesperanza. Ahora necesitamos aplicaciones para emplear trabajadores de US$5 la jornada para mirar cuidadosamente documentos, fotos, planos y cualquier cosa que ocupe habilidades cognitivas humanas, lo cual aún no se pueden y quizás nunca lleguen a codificarse en algoritmos de inteligencia artificial. Este es el mayor reto para Silicon Valley del que ni siquiera está enterado.
La otra buena noticia es para los consumidores en países ricos, los que enfrentan "problemas del primer mundo" como marcar accidentalmente. Apple y Samsung batallarán para mantener las ganancias en sus productos de alta calidad, y por eso prepárese para una carrera de funciones. Ya hemos visto el lector de huellas digitales Touch ID de Apple. Samsung cuenta con el seguimiento ocular inteligente para desplazar la pantalla. Siri de Apple responde a preguntas enunciadas. Samsung ofrece un reloj Galaxy Gear que funciona con sus teléfonos. Ninguno de estos justifica el precio de US$649 por el momento.
Nos arrojaran muchas cosas para ver que pega. ¿Pantallas más grandes? ¿Pantallas curvas o plegables? ¿Monitores de estado físico? ¿Google Glass? ¿Anillos conectados por Bluetooth para permitir gestos con las manos en lugar de tener que hacer clic? ¿Pagos móviles sin necesidad de tocar la pantalla? ¿Sensores médicos para monitorear el ritmo cardiaco o los niveles de glucosa? ¿Vaya usted a saber? Hay que probar todo esto. En lo personal, espero que alguien salga con un asistente personal que susurre en mi oído durante todo el día.
—Kesler, un ex gestor de un fondo de cobertura, es más reciente el autor de "Eat People" (Portfolio, 2011). El libro no ha sido traducido al español.